26 noviembre 2010

Mis juguetes favoritos



Defiendo a capa y espada la idea de que el cerebro es el órgano sexual por excelencia, porque en él se gestan mis fantasías, mis deseos, mis ganas.

Pero hoy quiero hablar del cuerpo. De tu cuerpo, propietario de mis más perfectos juguetes eróticos; tus dedos, tus labios, tu voz. Tus brazos, tu olor, tu lengua, …tu polla.

Un escalofrío me recorre el cuerpo al recordar ese olor masculino, mezcla de sudor y desodorante, que me penetra cuando acerco la boca a tu pecho y tus axilas para lamer, tratando desesperadamente de impregnarme, sumergirme en ese aroma viril y absolutamente afrodisíaco.

Me excito mientras escribo recordando tu habilidad con los dedos, dignos de un reconocimiento mucho mayor que el de simples sustitutos de una polla. Esos dedos que saben hurgar, frotar, deslizarse, hundirse en mis entrañas, y que se mueven al ritmo de una lengua inquieta y muy caliente. Esos dedos y esa boca que me arrancan orgasmos en cuestión de segundos cuando se lo proponen y me dejo llevar.

Y tu polla… mis dos vertientes de máximo placer mental.

Cuando estoy muy caliente, chupártela, lamértela, mamártela, me transporta a otro mundo, me convierte en otra mujer, en esa mezcla de diosa y puta que los hombres deseáis.

Y abrirme de piernas para notar cómo entra, mirarte a la cara mientras me penetras, sentirme follada… es algo que sólo una mujer puede comprender.

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